Carboxiterapia

¿Qué es la Carboxiterapia?

La Carboxiterapia es un tratamiento innovador que utiliza dióxido de carbono (CO2) para mejorar la apariencia de la piel y tratar diversas condiciones estéticas. Esta técnica no invasiva se ha vuelto popular debido a sus resultados efectivos y rápidos.

La Carboxiterapia se aplica mediante la inyección de CO2 en el tejido subcutáneo, lo que estimula la circulación sanguínea, mejora la oxigenación y promueve la regeneración celular.

¿Cómo Funciona la Carboxiterapia?

El proceso de Carboxiterapia es simple pero eficaz. Cuando el dióxido de carbono se inyecta en el cuerpo, el organismo lo reconoce como una señal de falta de oxígeno y responde aumentando el flujo sanguíneo en la zona tratada.

Este incremento en la circulación sanguínea lleva más oxígeno y nutrientes a los tejidos, lo que favorece la regeneración celular y la producción de colágeno. Además, el CO2 ayuda a descomponer las células de grasa, lo que puede reducir la apariencia de la celulitis y mejorar la firmeza de la piel.

¿Quién Puede Beneficiarse de la Carboxiterapia?

La Carboxiterapia es adecuada para una amplia variedad de personas que desean mejorar su apariencia estética de manera no invasiva. Este tratamiento es ideal para quienes buscan:

• Reducir la celulitis y las estrías.
• Mejorar la elasticidad y firmeza de la piel.
• Tratar ojeras y bolsas bajo los ojos.
• Rejuvenecer áreas específicas del cuerpo como el abdomen, brazos, y muslos.

¿Cuántas Sesiones Son Necesarias?

El número de sesiones de Carboxiterapia depende de la condición a tratar y los resultados deseados. En general, se recomiendan entre 6 y 10 sesiones para obtener resultados óptimos. Estas sesiones se pueden programar semanalmente o quincenalmente, según las necesidades individuales del paciente y la recomendación del especialista.

Procedimiento ¿Qué Esperar?

El procedimiento de Carboxiterapia es relativamente rápido y cómodo. Cada sesión dura aproximadamente 30 a 60 minutos, dependiendo del área a tratar. Antes de comenzar, se aplica una crema anestésica para minimizar cualquier molestia.

Luego, se inyecta el CO2 con agujas finas en el tejido subcutáneo. La mayoría de los pacientes experimentan una leve sensación de presión o hormigueo, pero estos efectos suelen desaparecer rápidamente.

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